Por Juan Pablo Garnham Octubre 8, 2014

Fue en 2006 cuando los conoció. James Willcox, un viajero británico incansable, estaba en el norte de Afganistán y comenzó a entablar  amistad con dos tipos que se dedicaban a trabajar como traductores para fotógrafos, periodistas y, ocasionalmente, los pocos turistas que se atrevían a llegar por allá. “Uno estaba basado en Peshawar, en Pakistán, y el otro en Afganistán”, recuerda Willcox, “de vez en cuando trabajaban como un equipo, pasándose clientes el uno al otro”. En paralelo, Willcox también empezó a establecer otra amistad. “Me enamoré de la región”, dice.

Ahí fue cuando sus nuevos amigos le propusieron trabajar juntos, los tres, para atraer más gente a la zona. “Yo pensé que era una idea estúpida. Les dije que yo les ayudaría armándoles una página web. El tiempo pasó y comencé también a ayudarles respondiendo e-mails, a veces reuniéndome con gente en Gran Bretaña”, dice Willcox, “al año ya era claro que esto podía ser un negocio, y en 2008 registramos la compañía”.

La empresa se llama Untamed Borders (Fronteras Indómitas, www.untamedborders.com) y se especializa en organizar viajes a lugares de difícil acceso. Partieron llevando gente a las zonas montañosas de Afganistán y Pakistán y hoy han expandido su carpeta de lugares, incluyendo el Cáucaso ruso, Somalia y Uzbekistán. Y, si bien sus clientes son un número pequeño comparado con el resto de la industria turística mundial, sí es un número que se ha mantenido en crecimiento.

“Es algo que efectivamente está creciendo y transformándose en una tendencia relevante, sobre todo con gente joven y con gente mayor”, dice Robin Ingle, CEO de la empresa de seguros de viajes Ingle International. Una de sus áreas de especialización son justamente los viajes de alto riesgo, y ahí ha podido ver cómo son estos clientes. “Entre 20 y 30 años, ves a mucha gente tratando de buscar aventuras. Van a la frontera de Turquía con Siria o a enseñar en otro país en África. No quieren ver las noticias en la televisión, quieren ver lo que está pasando con sus propios ojos”, explica Ingle, “y vemos a muchos de más de sesenta años, ya retirados. Se suben a un avión y quieren ir a ayudar a algún país y aprovechan de conocer. Ya no quieren jubilarse y quedarse en un lugar”.

DESTINOS AL LÍMITE
En el caso de Untamed Borders, cada experiencia es única. Tratan de que sus grupos sean pequeños, máximo doce viajeros. A veces menos. Esto les permite manejar mejor la seguridad y acceso a lugares donde es difícil llegar. Y, además, así tratan de pasar inadvertidos. “Nadie conoce nuestro itinerario, nos quedamos en albergues locales, manejamos autos locales y no grandes jeeps y nos vestimos con ropa local”, dice James Willcox, “no pretendemos ser invisibles, pero hacemos todo lo posible para evitar ataques premeditados”.

En todo caso, Willcox advierte que no van a lugares peligrosos. Y si se entera que un lugar aumenta en su peligrosidad, lo sacan del recorrido.  “En Afganistán, por ejemplo, el punto número uno es que no vamos al corazón de la tierra de los pashtún. No visitamos ni el Sur y ni el Este del país. Bamián, en cambio, es perfectamente seguro”, explica el británico, “ahí viven los hazaras, son chiíes y no se llevan con los pashtún. Ahí no hay insurgencia”.

En Afganistán, su empresa ofrece distintos recorridos, incluidos trekking, paseos a caballo, e incluso esquiar en las nieves vírgenes de las montañas de ese país. También tiene viajes que siguen la Ruta de la Seda, en Uzbekistán. Otra opción son 16 días en el “borde de la India”, en la zona noreste de ese país, donde visitan el complejo budista tibetano más grande fuera de Lhasa y cazan con la tribu adi. Además, hay viajes al cuerno de África, en Etiopía y Somalia. Por estos días, Willcox está en Grozni, Chechenia. “Vamos a comenzar un viaje por el Cáucaso. Estoy muy entusiasmado de ver el festín del festival islámico de Eid al Adha, donde cada familia debe sacrificar un animal”, explica el británico. Los precios de sus programas van entre las 1.500 y 3.000 libras esterlinas, valor que en CLP va entre $  1.400.000 y $ 2.800.000.

Si bien no hay muchas compañías como la de Willcox, existen algunas opciones similares. La agencia Koryo Tours (www.koryogroup.com), basada en Pekín, ofrece viajes a Corea del Norte, un país que es apenas visitado por unos 1.500 turistas al año. El tour organizado permite conocer Pyongyang, el mausoleo de Kim Il-Sung y parte del campo norcoreano por alrededor de 900 libras esterlinas ($ 800 mil).

Otra opción es Wild Frontiers (www.wildfrontierstravel.com), que ofrece viajes a distintas zonas exóticas en los cinco continentes. La agencia WarZone Tours (www.warzonetours.com) es una de las pocas empresas que hablan de “turismo de guerra” y trabaja en lugares como Irak y Líbano. Mientras tanto, Political Tours (www.politicaltours.com) ofrece viajes a lugares como la misma Corea del Norte o “la Rusia de Putin”, pero son enfáticos en decir que no van a lugares peligrosos, sino que buscan poner en contacto a los viajeros con los grandes temas de la actualidad mundial. De hecho, recientemente organizaron viajes en torno a la independencia de Escocia o a la Turquía de Erdogan.


James Willcox (en la foto) es uno de los pocos que se atrevieron a  llevar turistas a lugares de difícil acceso. A través de su agencia, Untamed Borders, se aventura a lugares como Bamián, Afganistán o Depresión de Danakil, Etiopía.

 

EVITANDO EL RIESGO
Para James Willcox es difícil dar consejos sobre cómo asegurarse para evitar problemas en zonas como las que visita. “Cada país y región tiene sus propios riesgos, que deben ser estudiados”, explica el británico, “nuestro sistema no es el mismo en Chechenia, Somalia, Pakistán, Assam o la depresión Danakil, en Etiopía, todos lugares que tienen temas de seguridad. Muchas veces replicamos algunos aspectos, pero cada región tiene sus propios desafíos”.

Sin embargo, para Robin Ingle sí hay algunos consejos que se pueden aplicar a cualquier lugar. Además de tener guías y seguros apropiados como los que ofrece su empresa (intrepid247.com), cree que no hay que tener miedo. “El mundo no es un lugar tan peligroso como parece, pero sí hay que tomar precauciones y estar preparado”, dice Ingle, “trata de estudiar el lugar donde vas, pregúntale a gente que ya ha ido antes y no les creas sólo a los gobiernos, porque muchas veces los consejos que dan son muy políticos”. Por ejemplo, muchos estados han desaconsejado viajar a Tailandia luego del golpe de estado de mayo de este año, sin embargo la situación para los turistas se ha mantenido más segura que en muchos otros países.

Esto no quiere decir que haya que ser temerario, sino activo en el viaje y en su preparación. “Trata de descubrir por ti mismo, métete a internet, a grupos de Facebook, a páginas de gente que ya ha hecho estos viajes”, continúa Ingle, “averigua sobre cuáles son los temas relevantes para la gente ahí, trata de ser parte del entorno y mantente abierto. Y, sobre todo, viaja con un propósito”.

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