Por Diego Zúñiga Septiembre 10, 2014

“Contrastado con los escritores que sólo iluminaban sus vidas con fósforos, Gómez Morel ensayó quemarse a lo bonzo”, escribió Manuel Vicuña en su libro Fuera de campo (Hueders), y aquella frase nos sirve para entender con qué materiales está hecho El Río (1962), la novela más importante de Alfredo Gómez Morel, que acaba de reeditar Tajamar Editores.

El Río: la historia de cómo se forma un niño para sobrevivir en la calle, al lado del Mapocho, entre delincuentes que luego serán algo así como su familia. Una novela descarnada que cuenta la historia del propio Gómez Morel, desde que se arranca de un orfelinato hasta cómo ingresa al mundo del hampa santiaguino, y cómo se reencuentra también con su madre, en una historia incestuosa y difícil de olvidar.

Los materiales con los que está hecho El Río son inflamables y peligrosos, casi siempre brutales. Es aquella historia que no queremos ver. Son esos niños que fotografió Sergio Larraín en el río Mapocho y que aparecen ahora en la portada de esta nueva edición. Es la pobreza y la violencia en su estado natural lo que encontramos en las páginas de esta novela incómoda, durísima. Uno de los puntos más altos de la narrativa chilena.

A $14.900 en librerías.

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