Por Antonio Díaz Oliva Noviembre 13, 2013

Estimado James: hace unas semanas estaba en Strand (sí, la famosa librería neoyorquina) cuando vi que dos chicas mencionaban tu nombre y apuntaban a una pila de libros. Me acerqué a curiosear y vi que eras el rostro de la nueva portada de Mientras agonizo, la novela de Faulkner. Ahí me enteré que habías dirigido una adaptación de ese libro -donde además eres el actor principal-, que se estrenó, hay que decirlo, sin pena ni gloria. Así que tal vez es hora de aceptarlo. Pese a que hayas publicado un libro de cuentos, Palo Alto (cómo se notan tus ganas de ser Richard Ford), o de poesía, Strongest of the Litter, (queriendo ser Bukowski o Carver), o que termines tu doctorado en Literatura en Yale summa cum laude, te recomiendo que dejes de lado todos tus proyectos literarios. Te lo digo porque me encantó lo que hizo contigo el director Harmony Korine en Spring Breakers. Alien, tu personaje, te quedaba a la perfección. Claro: no era un intelectual ni escribía. Porque hay que aceptarlo: nunca serás Johnny Depp ni el nuevo Vincent Gallo. Con suerte un George Clooney, quien, de paso, nunca ha tenido aspiraciones literarias, porque sabe que todo se juega frente a las cámaras o detrás de ellas (siempre he visto Buenas noches, y buena suerte como una novela filmada). Así, volvamos a Spring Breakers. Porque por mucho que te guste la careta de escritor, lo tuyo es más cercano a ese tipo de dientes plateados, que fuma metanfetamina y al que, como a ti, le encanta reverenciarse a sí mismo.

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