Por Alejandra Costamagna Mayo 6, 2015

© TeatroCinema

“Nunca decimos al espectador que esto transcurre realmente. Siempre evidenciamos que lo que hacemos son cuentos que están siendo narrados por nosotros como actores. Es el érase una vez”, ha dicho Juan Carlos Zagal, uno de los fundadores del extinguido grupo La Troppa y actual integrante de TeatroCinema. Es con esta última agrupación -formada además por Laura Pizarro y José Manuel Aguirre- que estos días repone Gemelos, obra que debutó en 1999 y una de las más vistas en el extranjero. Inspirada en la novela El gran cuaderno (1986), de la escritora húngara Agota Kristof, Gemelos es la historia de dos hermanos abandonados por sus padres, en plena Guerra Mundial, en la casa de su abuela, una mujer hosca que los azota, los llama hijos de perra, los castiga y luego, poco a poco, los va observando, los reconoce, baja las armas, a lo mejor los quiere, sin querer los quiere, sin querer pasa a integrar el engranaje de tres piezas unidas por la barbarie. Ante la posibilidad de que los niños sean enviados a la escuela luego de que la guerra ha amainado, la abuela los excusa frente a un inspector para no separarse de ellos: “¡Oh! ¡Los pobres tienen miedo de todo el mundo! Vivieron cosas atroces en la Gran Ciudad. Además, el uno es sordo y el otro está ciego. El sordo tiene que explicarle al ciego lo que ve y el ciego tiene que explicarle al sordo lo que oye”.

Aunque la crueldad funcione como motor principal, la obra es también una pequeña y anónima historia de supervivencia afectiva. Y es, sobre todo, juego. Tal como en los montajes anteriores de La Troppa (desde El rap del Quijote hasta Viaje al centro de la Tierra) y en los que han seguido trabajando como TeatroCinema, la escenografía, el uso de objetos y la fusión entre teatro, cine y cómic son claves en el resultado. Gemelos transcurre dentro de una suerte de mueble gigante: un laberinto de madera, diseñado por Eduardo Jiménez y Rodrigo Bazaes, de cinco metros de altura, lleno de puertas, niveles y espacios acoplados para recibir a los actores, los muñecos y los artefactos que lo pueblan. Un montaje que cruza disciplinas y lenguajes para dar un nuevo sentido al tradicional érase una vez.

“Gemelos”: hasta el domingo 10 de mayo en el Centro de las Artes 660.

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