Por Marisol García Noviembre 5, 2014

Un mundo justo, con un dial de radios pop de verdad propositivas, le hubiese dado hace tres años a “Virreinatos” la figuración de un hit. En ese tema frágil y a la vez valiente, bellamente cantado, aparecía una autora joven con carácter distintivo, sin la ansiedad esperable en quien debutaba con melodías urdidas con máquinas. Todo lo que hacía prestarle atención a Fakuta (1982) en su debut está potenciado en este Tormenta solar, un disco de producción más firme que otras apuestas pop locales en circulación, pues consigue instalar una voz autoral sostenida en cuarenta minutos, que no se contenta sólo con empatizar a primer golpe de escucha. Hay aquí más ideas, más cuidado y más profundidad que la que suele asociarse al synth-pop o a los intentos de dance que hoy se fraguan en Chile. “Guerra con las cosas”, por ejemplo, es una canción inteligente sobre los reveses de la suerte, y avanza en un leve crescendo con añadidos sorprendentes, coronado en un impecable dúo vocal (con Violeta Castillo; uno de los cuatro cantantes invitados). “La intensidad” protege un microclima emotivo: calmo, expansivo, personal sin ser sentimentalista. Como cantautora, Fakuta pasa de los tópicos juveniles para adentrarse en una autoexploración inusual hasta ahora en el nuevo pop chileno: descreída, a veces árida, disconforme (más con el estado inalterable de las cosas que con un enemigo particular). Tormenta solar está entre los mejores discos del año y, junto al talento de su autora, confirma además a la dupla De Janeiros (Pablo Muñoz y Milton Mahan) en producción pop de altísima calidad, hábil para armonizar programaciones sin que los pulsos o timbres se conviertan en pirotecnia.

“Tormenta solar”, de Fakuta.  Sello Quemasucabeza. En Spotify.

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