Por Marisol García Septiembre 16, 2014

Somos minoría los que el anuncio de un nuevo disco de Robert Plant emociona e interesa mucho más que cualquier rumor de reunión de Led Zeppelin. Pero estamos. Y el cantante y compositor inglés, que con el nuevo Lullaby and... The Ceaseless Roar completa diez álbumes solistas desde 1982, sabe satisfacer ese gusto con trabajos de autoexigencia evidente, le incomoden o no a los nostálgicos de su divinizada alianza con Jimmy Page. No es sólo su voz flexible y aún llena de carácter, sino su sincero gusto por el sonido en toda su anchura y posibilidades. Capas, quiebres, texturas que aportan hondura a un disco a veces melancólico hasta lo doloroso (“A stolen kiss”) y otras indagatorio como una investigación de campo (“Little Maggie”). Es tan vibrante la propuesta de este trabajo y tan poco condescendiente con su autor, que la sola escucha debiese avergonzar a quienes eligen ver a Plant solamente como leyenda. En la lucha entre prestigio y creatividad que vive atormentando a las viejas glorias del rock con ganas de mantenerse activas, el ejemplo de Plant es motivador: sigue viendo a los discos como tareas, y no como timbres serializados de una marca en la que no parece interesado acomodarse

“Lullaby and... The Ceaseless Roar”, de Robert Plant. En iTunes.

Relacionados