Por Marisol García Junio 5, 2014

Un sombrero facturado en Austin, Texas, con el diseño que alguna vez vio en un retrato de Bob Dylan es uno de los souvenirs que Manuel García se trajo de su primera gira por Estados Unidos. La semana pasada volvió de los cinco conciertos a los que fue invitado como telonero por Calle 13 (“abría con siete u ocho canciones, y luego cantábamos juntos ‘Ojos color sol’ al medio de su set”), y comparte con entusiasmo esos detalles de fan de la historia del rock capturados “ahí donde están los originales, no las copias de juguete”. En Santiago, ahora todo es cuenta regresiva para la edición y presentación en vivo de Retrato iluminado, su quinto disco, ya con el seductor adelanto de “Medusa” en radios y YouTube.

-¿Cómo tomaba el público de Calle 13 esperar a su banda con un cantautor de melodías quietas, como las tuyas?
-Fue un descubrimiento para mí constatar dos cosas: una, que había entre nosotros una complementariedad que sospechábamos pero que no habíamos comprobado hasta ahora, pese al contraste brutal entre mi guitarra limpia y una banda que luego se multiplica en una orquestación enorme. Dos, darme cuenta de que también allá la gente joven quiere escuchar cosas con contenido, con significado. En esa primera curiosidad suya es que uno tiene que aprovechar para afirmarse bien en los estribos y luego apuntar a su emoción.

-Has dicho que “Medusa” te emociona. ¿No es siempre así con tus canciones?
-Tiendo a ser bastante autocrítico con mi material, pero con este tema surge algo vinculado a mi amistad con México, por un lado, y por otro, a mi satisfacción por haber conseguido un estribillo bien logrado, que es todo un arte, y que ya no tiene que ver sólo con mi trabajo sino que también con el de Ángel Parra en la guitarra. Por eso ante el tema me paro y tomo distancia, y disfruto también de lo que él hizo. Y me parece una canción muy linda.

-“Ranchera psicodélica” la han llamado.
-¿En serio? Me gusta eso, porque la letra tiene esa cosa medio surrealista de las medusas. Me recuerda a las canciones que escuchaban mis abuelos, por toda esa impronta mexicana que se quedó en Chile a través del cine. Ahí están José Alfredo Jiménez y Leo Dan, que aunque es argentino trabajó algunos temas desde el sentido del mariachi. Son figuras enormes, a las que quizás les ha pasado eso de quedar atascadas en una época y una caricatura, sin poder pasar tan fluidamente entre generaciones. Hay música valiosa de la cual se va perdiendo el hilo, y que para mí es vital retomar como influencia.

-¿Cómo ves hoy, con el disco ya grabado, el trabajo de Ángel Parra como productor?
-Sus roles fueron múltiples. Estuvo en la interpretación, en la producción, en los arreglos y en la dirección musical del disco. Hasta ahora, en Chile no habíamos escuchado a Ángel con un trabajo en esa dimensión, pues siempre lo hemos conocido de forma parcelada, y vamos a escuchar a un artista que no conocemos, y a entender todo su aporte. Todavía, cuando escucho el disco, pienso: “Mira, con esta fuerza y estas ideas podemos hacer tantas cosas”. Sigo descubriendo mucho en la persona de Ángel, como músico, investigador y como alguien que te nutre constantemente.

“Medusa”: adelanto del nuevo disco de Manuel García.

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