“Everybody out there” se llama la canción con la que Paul McCartney decidió nombrar su último tour, que comenzó el año pasado e incluye lugares que no había visitado anteriormente, como Ecuador  y Corea del Sur. Sigilosamente ha ido anunciando su próximo destino; una semana, una ciudad diferente, teniendo a todos los fans en una espera frenética. Una poderosa herramienta de marketing que lo ha llevado a dar conciertos en los que una entrada puede costar $1.390.000, que fue el precio de una de las primeras localidades en agotarse en Chile.

Porque en esta última década, cuando la industria en vivo se ha vuelto más rentable,  Paul McCartney se convirtió en el principal representante de los Beatles, y de mantener la leyenda vigente. Pues si bien entre su última visita en mayo del 2011 y ahora -que se presentará el 21 y 22 de abril en el Movistar Arena-, editó dos discos impecables (Kisses on the Bottom y New), el repertorio central de Out There! pertenece a los Beatles, en conciertos de tres horas de duración. “Sin hacer un corte para tomar agua”, dijo al diario inglés The Guardian.  McCartney se toma en serio el trabajo de ser la leyenda viva. La suya y la de los Beatles.

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