Por José Manuel Simián Febrero 21, 2013

Hace algunos meses, Yo la Tengo se subió a un escenario al aire libre de Brooklyn para hacer algo sorprendente: tocar lo más bajo posible, casi como si quisieran batir un récord. Y entonces, cuando los presentes seguíamos acercándonos al escenario para oír bien, Ira Kaplan anunció un estreno: “I’ll Be Around”, una canción tan frágil que parecía una hoja seca, y que tras terminar al centro de Fade, bien podría ser su corazón. Porque si bien en Fade hay guitarras eléctricas y distorsión, Yo la Tengo privilegia los trazos delicados para crear algo parecido a esas pinturas que se ven al pasar en un museo, pero que terminan revelando detalles y emociones inesperados tras prestarles atención. Como un cuadro bien ejecutado, Fade se para solo gracias a la belleza de sus transiciones sutiles entre el pop, el surf rock y el country, pero también crece al contemplarlo junto a la docena de discos que completan la obra de Yo la Tengo. Una obra frondosa y vibrante como el árbol que Fade exhibe sin aspavientos en su portada.

“Fade”, de Yo La Tengo.

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