Por Antonio Díaz Oliva Abril 28, 2015

Comienza con el fin: era 2011 y Sonic Youth estaba por acabarse. Para los que vimos uno de sus últimos conciertos (13 de noviembre, festival Maquinaria en Chile), era inevitable sentir la electricidad incómoda que recorría a la banda; luego de 27 años juntos, Kim Gordon y Thurston Moore se estaban separando. Pero todavía les tocaba compartir escenario.

La pareja que todo el mundo veía como normal y eternamente intacta, la pareja que les dio esperanza a los que querían no verse superados por los lugares comunes del rock and roll, esa pareja se convirtió en otro cliché más de la crisis de la mediana edad -un hombre inseguro, otra mujer, una doble vida. Un tiempo después, e impulsada por el quiebre amoroso, así escribió Kim Gordon sobre esos momentos y mucho más en La chica del grupo, un libro urgente, cercano, honesto y doloroso. Muy doloroso. Pero no sólo eso: a través de sus páginas Gordon dispara en contra de Lana Del Rey y de Courteney Cox; recuerda a Kurt Cobain y cuando conoció al grupo chileno Los Blops; rememora los inicios de Sonic Youth y la historia de su hermano esquizofrénico. Eso, además de ir y volver sobre su romance con Moore y los últimos shows de uno de los grupos más influyentes del indie: “Alguien dijo que el matrimonio es como una conversación larga, y tal vez la vida de una banda de rock también. Minutos más tarde que nos bajamos del escenario, ambos se habían acabado”.

“La chica del grupo”, de Kim Gordon.

Relacionados