Por Diego Zúñiga Diciembre 30, 2014

Hay que decirlo de entrada: Vanguardistas, críticos y experimentales (Ediciones Metales Pesados), del ensayista y escritor argentino Federico Galende (1965), es uno de los mejores libros que se publicaron en 2014. Un ensayo que recorre las últimas décadas de las artes visuales en Chile -más precisamente entre 1960 y 1990-, para hablarnos cómo el arte se cruza con la vida privada y política de un país. Galende entiende este cruce de forma perfecta: habla de las artes visuales, pero luego pasa al cine y después a la literatura y a la Historia, y todo se cruza en un ensayo que a ratos parece una novela genial, llena de imágenes y anécdotas memorables, pero donde prevalecen las ideas y la confrontación.

La escritura de Galende  -que ya nos había sorprendido en su novela Me dijo Miranda- resulta fundamental en esta historia: lejos de la rigidez de la academia y muy cerca de la literatura, va construyendo imágenes perturbadoras y necesarias: empieza con un par de cuadros de Roberto Matta flotando en el living de la casa de Allende, inundada por la lluvia después del golpe, y sigue con otros protagonistas: Raúl Ruiz, Enrique Lihn, la Escena de Avanzada, Pablo Dittborn, Gonzalo Díaz, Walter Benjamin, Jacques Rancière y un largo elenco que le sirve a Galende para mostrar cómo el arte de Chile va cambiando en la medida que cambia el país. Cómo hay un correlato entre ambos mundos, cómo se contaminan. Y, entonces, es capaz de leer todo esto con una soltura envidiable, con la lucidez necesaria para no caer en los lugares comunes. Galende parece haberlo leído todo, pero no abusa de eso, al contrario, es capaz de poner esas lecturas a disposición de un relato más complejo. Un libro inteligente y provocador.

A $11.900 en librerías.

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