Cuando a comienzos de la década del 90, decenas de iglesias fueron quemadas en Noruega, a la policía no le costó mucho dar con los responsables: un grupo de jóvenes que se juntaba en una disquería de Oslo y que eran cultores de un estilo que ellos mismos llamaban black metal. Los muchachos, a esas alturas, ya poseían una mitología propia. Hacían una música radical, se decían a sí mismos satanistas y anticristianos, se pintaban la cara como muertos y teorizaban sobre el modo de dinamitar la pesada influencia del catolicismo en su país. A esas alturas, por supuesto, ya poseían un panteón de mártires (Dead, vocalista de Mayhem), ideólogos (Euronymous, el fundador de dicha banda y dueño de la tienda), líderes políticos (Varg Vikernes, de Burzum), un puñado de seguidores y el prestigio de tocar la música más extrema del mundo.

Señores del caos (Es Pop Ediciones), de Michael Moynihan y Didrik Søderlind -y prologado por Javier Calvo-, describe todo lo anterior y lo que vino después con cuidado: el origen del movimiento, el mito y el delirio de “la última vanguardia europea del siglo XX”, que es como Calvo llama a Vikernes y sus amigos.

Investigación profunda hecha a partir de material de archivo y entrevistas a los sobrevivientes, el libro describe así el suicidio de Dead y el modo en que Euronymous fotografió su cuerpo y se hizo collares con pedazos de su cráneo y el asesinato de este último por parte de Vikernes, que en la cárcel se transformó en una especie de gurú fanático de la raza aria, la mitología nórdica y los extraterrestres. Por supuesto, hay más, lo que convierte a Señores del caos en uno de los volúmenes de periodismo musical más impresionantes de los últimos 20 años. Así, es un libro sobre el black metal, pero también sobre los monstruos creados por la sociedad de bienestar europea y cómo estos son capaces de leerla con asco, tedio y odio; todos hijos dolientes y en llamas de la misma, acaso una cultura en crisis en el borde exacto del cambio de siglo.

“Señores del caos”. A $32.300.