Por Álvaro Bisama, escritor y profesor UDP Noviembre 5, 2014

Historias extremas es un libro sobre el cuerpo. O no, mejor dicho, sobre lo que sucede con él cuando es forzado a situaciones extremas. Publicado por Ceibo Ediciones, el libro de Federico Bianchini (1982), cronista y editor de la revista argentina Anfibia, presenta acá una serie de relatos de no ficción sobre situaciones deportivas límites: nadadores, escaladores y atletas se enfrentan al paisaje y a sí mismos. Bianchini pone sus voces en la página, sus dudas y cavilaciones, sus momentos más terribles e insoportables. Así, nos topamos con la historia de un hombre enfermo del corazón que se define como adicto al deporte. O la de alguien que mira cómo los cóndores revolotean sobre él mientras espera la muerte en un monte. O las vidas de nadadores que avanzan a ciegas en las aguas heladas y oscuras.

Bianchini escribe sobre todos ellos casi sin aparecer. Su gesto como cronista es el de hablar apenas, casi mirando de costado lo que está contando. De este modo, el centro de las crónicas es la voz de los protagonistas que aparecen confesándose en el papel, uniendo el tiempo de la tragedia o la competencia con el del presente. ¿Qué pretende Bianchini con esto? Quizás buscar la intimidad en un espacio donde no se la espera, usando el deporte como metáfora de otras cosas: del limbo que separa a los vivos de los muertos, de la máquina frágil de lo humano, de las formas que puede tomar la soledad. Esto hace que Historias extremas también sea un libro de historias de sobrevivientes, pues todos los personajes aparecen enfrentados a la sombra de la muerte, transfigurados por ella, tal y como dice Daniel Féraud, nadador, ciclista y corredor, enfermo cardíaco:  “Muchas veces me preguntaron si vi una luz, si hablé con Dios, si la vida me pasó delante de los ojos, si vi a mis hijos nacer (…) Nada de eso ocurrió. Si los tranquiliza, puedo decirles que morir es una experiencia agradable”.

“Historias extremas”, de Federico Bianchini. A $8.000 en librerías.

Relacionados