Por Gonzalo Maier Abril 16, 2014

Perdonen tanto entusiasmo, pero llevaba años esperando a que los libros de Bill Bryson llegaran a alguna librería chilena. El asunto es que ya se puede encontrar Aventuras y desventuras del Chico Centella, y el momento parece inmejorable para citar a Lichtenberg y decir: “Si tiene dos pantalones, venda uno y corra a comprar el libro”. No necesariamente éste, sino cualquiera de Bryson. Mitad inglés y mitad gringo, Bryson es un señor de barba que lo sabe todo y no inventa nada, y si lo hace, no me quiero enterar porque su encanto es absoluto. Además, son pocos los libros que se dejan leer con los ojos bien abiertos, como si otra vez uno tuviera diez años y el mundo fuera un misterio por descubrir. Desde por qué las mangas de las chaquetas tienen cuatro botones, pasando por el origen de las ventanas o, como en este caso, las infinitas curiosidades de crecer en la década de los 50. Ni periodismo ni divulgación científica, lo de Bryson es literatura a secas, aunque eso tampoco es mucho decir. Y si por ahí encuentran En casa o Una breve historia de casi todo, otros de sus libros, ni siquiera lo piensen dos veces y vendan el pantalón que les quede.

En Librería Catalonia a $ 20.000.

 

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