Por Daniel Greve, crítico de gastronomía y vinos Julio 23, 2014

Bajo la misma lógica de los beaujolais nouveau de Francia, la bodega Nativa lanzó el primer tinto 2014 de Chile. Se trata de un merlot joven, sin crianza, que toma el vestido de un jugoso tinto de verano y lo luce con toda la acidez crujiente y filosa que pudo conseguir. En esa línea, huele a cerezas frescas y flores, para abrirle la puerta a una boca vibrante, eléctrica, casi alcalina, llena de frutos rojos y de acidez desbordada. Es unidireccional, corto, fugaz, inmediato. Para hoy, no para mañana ni pasado. Y para qué hablar de guardas, que no las conoce ni las quiere conocer. Exige, por lo mismo, algo sencillo y radical: desde un crudo magro pero sabroso, con bastante carga cítrica, hasta mollejas bien doradas con jugo de limón. El tinto que inaugura el año será, qué duda cabe, el primero de muchos.

A $3.890 en Jumbo.

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