Por María Ignacia Pentz Enero 8, 2015

Obviedad: no existe Mafalda sin Quino. Discutible: tampoco Quino sin Mafalda. Tal vez no se entienda uno sin el otro. Pero, como sea, ambos llegan de la mano a presentarse al Centro Cultural Gabriela Mistral, en un recorrido que intercala la producción de humor de Quino y su niña ícono -que el año pasado cumplió cincuenta años- a través de una selección de dibujos. Sus temas clave: la política, la religión, el poder, los derechos humanos y la paz. Una exposición homenaje para celebrarlos a ambos, que llega desde Buenos Aires a montarse en el contexto de Santiago a Mil.

El montaje está pensado como un lugar de encuentro. Mientras unos viajan por el universo de Quino a través de sus dibujos, otros lo hacen sentados en sillones dispuestos en el centro de la sala ojeando sus libros, y los niños se sienten como en el living de su casa, acostados sobre alfombras y cojines viendo las animaciones de los trabajos del autor. Aquí hay espacio para todos. La atemporalidad de su obra nos lleva a ver -y leer- una y otra vez estas tiras. Así que pasen... pasen, generaciones.

“Quino por Mafalda”, en el GAM. Hasta el 1 de febrero.

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