Por María Ignacia Pentz Octubre 29, 2014

Los caracoles comerciales se han transformado en algo así como máquinas del tiempo: una vez adentro, de manera instantánea se retroceden treinta años. Construcciones en las que, con su lógica de espiral vertical, uno camina como luchando contra la fuerza de gravedad. Lugares en los que hoy abundan las peluquerías, los centros depilatorios, algunos talleres de costura, una que otra tienda de discos o poleras con estampados y tal vez una relojería. Incluso locales que son todo un misterio. O esos cafés del primer piso, que curiosamente están siempre cerrados. 

Es el fotógrafo Cristóbal Palma quien los rescata en su muestra Espacio continuo: un registro tipológico desde el punto de vista de su arquitectura. Fotografía documental que archiva cuarenta y seis de esos centros comerciales que se construyeron en Chile durante los 70 y 80, en los que ahora no queda más que una sensación de abandono. También de fracaso. Imágenes en las que sus tiendas están abiertas, funcionando, pero donde la soledad es explícita. Nadie da vueltas por ahí. Estructuras del pasado que se cruzan en una ciudad que progresa o, al menos, que intenta hacerlo. Olvidarse del pasado y seguir adelante.

“Espacio continuo”, de Cristóbal Palma. MAC del Parque Forestal. Hasta el 18 de enero.

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