Por Diego Zúñiga Septiembre 4, 2013

“Toda foto es un certificado de presencia, tiene algo que ver con la resurrección”.

La frase es de Roland Barthes y se lee en uno de los cuadros de Obra reciente, la nueva exposición de Roser Bru (1923). La frase habla de un certificado y de una resurrección, y de alguna forma nos sirve para entrar a esta nueva muestra de Bru, en la que no hay fotografías pero sí cuadros, óleos y dibujos, retratos, que funcionan como el registro del tema que recorre toda la exposición: la muerte. Pueden ser unos dibujos con los rostros de Virginia Woolf o César Vallejo, o un óleo en el que vemos a Frida Kahlo y Diego Rivera: lo que hay detrás de este trabajo es la urgencia por registrar la muerte desde distintos lugares: son trazos violentos, como escribe Adriana Valdés en el catálogo, la pintura despojada de detalles, la posibilidad de generar diálogo con poetas y artistas que tuvieron vidas trágicas o en cuyas obras la muerte tuvo un valor relevante. 

A pesar del tema, eso sí, las pinturas de Bru nunca se pierden en la oscuridad: hay unos pocos trazos de colores vivos que ayudan a quitarle dramatismo a la muerte, a hacerla más cotidiana, más cercana, como ese verso de Vallejo que Bru escribe bajo el retrato del poeta peruano: “Me moriré en París con aguacero, / un día del cual tengo ya el recuerdo”.

“Obra reciente”, de Roser Bru. En Galería D21 hasta el 3 de octubre.

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