Por Gonzalo Maier Diciembre 30, 2014

Steven Knight es un tipo con buenas ideas. Ha sido guionista de películas como Promesas del Este o la entretenidísima Dirty Pretty Things, pero el mayor poroto se lo anotó hace varios años, cuando inventó el famoso concurso televisivo ¿Quién quiere ser millonario?. Esto viene a cuento porque Locke, su última película, es una gran extensión de ese momento del programa en que alguien tomaba el teléfono para pedir ayuda. En este caso, quien llama es Ivan Locke (interpretado por el impecable Tom Hardy), un confiable contratista inglés que debe resolver un asunto urgente y misterioso. Locke no sólo habla con seguridad, sino que sabe lo que hace y, no conforme con eso, lo hace bien. De hecho, es tan intachable que durante la hora y media que dura la película es prácticamente el único personaje que aparece en pantalla. Claro que nunca está en silencio y se la pasa hablando por teléfono con su mujer, sus hijos y una antigua amante -sí, los hombres confiables también tienen amantes-, mientras soluciona mil y un problemas laborales en un viaje en auto entre Birmingham y Londres. El resultado, por cierto, es fantástico y sorprendente: una hora y media en la vida de Ivan Locke, ni más ni menos.

“Locke”. En Netflix.

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