Por Evelyn Erlij Julio 30, 2014

Desde que la mamá de Bambi fue asesinada por un cazador -momento fílmico que traumatizó a miles de niños que entendieron que las madres no son inmortales- que no se veía una escena tan triste de muerte maternal como la de Guardianes de la Galaxia, la nueva película de los Estudios Marvel. Acá, eso sí, no hay tiempo para trauma infantil: en cuanto la mamá de Peter Quill (Chris Pratt) muere, en 1988, el niño es abducido por una nave espacial y una elipsis nos lleva 26 años más tarde, cuando ya está en otro planeta convertido en un superhéroe llamado Star-Lord. Algo así como un Han Solo marveliano o un Indiana Jones espacial, menos acicalado y más payaso, porque si algo tiene este filme, aparte de aventuras, es humor.

Peter, que fue criado por una banda de ladrones, tiene el encargo de robar una esfera poderosa detrás de la que está Ronan, un villano con ansias de destruir planetas. Contra él se unen los Guardianes de la Galaxia, una liga de héroes desadaptados liderada por Star-Lord y formada por Gamora (Zoe Saldana), una verdosa asesina; Drax, un padre sediento de venganza; Rocket (Bradley Cooper), un mapache cascarrabias, y Groot (Vin Diesel), un árbol viviente monosilábico -“Yo soy Groot” son sus únicas palabras-. De aquí, de seguro, saldrán personajes de antología, de esos que los niños (y los no tan niños) coleccionarán en figuritas y que inspirarán a muchos para las fiestas de disfraces.

En el universo de Guardianes de la Galaxia bien podrían vivir el Fantasma del Espacio, C3PO u otros personajes hilarantes de Star Wars, porque aquí los únicos que se toman en serio son los villanos. Tampoco hay canciones rockeras como en Los Vengadores o Iron Man: gracias al walkman de Peter, la banda sonora se convierte en una joya setentera con hits como “Cherry Bomb”, de The Runaways y “Moonage Daydream”, de Bowie.

Pratt brilla en el papel de Star-Lord, el superhéroe-antihéroe que lleva al espacio la cultura pop terrícola, desde el gusto por elbaile hasta citas a Jackson Pollock, a los trolls y a Footloose. Eso, más muchas batallas intergalácticas, mucha piel color neón y muchos nombres raros como Xandar y Thanos, hacen de este filme lo que Indiana Jones fue para las generaciones ochenteras: un futuro clásico inolvidable.

“Guardianes de la Galaxia”. En cines.

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