Por Yenny Cáceres Marzo 5, 2014

Si Matthew McConaughey ya se merecía un Oscar por esos hiperventilados cinco minutos en El lobo de Wall Street, su Oscar a Mejor Actor conseguido el domingo por Dallas Buyers Club no fue una sorpresa para nadie. Pero también es cierto que lo suyo aquí es mucho más que interpretar a un enfermo de sida y haber bajado una cantidad de kilos suficiente para impresionar a los siempre impresionables miembros de la academia.

Su Ron Woodroof (se basa en un caso real) en Dallas Buyers Club es un tipo cínico, que en ningún momento inspira lástima por su enfermedad. Woodroof es un aficionado al rodeo y homofóbico, que en los años 80 se entera que tiene sida. Los médicos le diagnostican un mes de vida, y Woodroof se aferra a la vida a su manera: se convierte en dealer de medicamentos para tratar el VIH, desafiando a la industria farmacéutica y a la FDA. En el camino se va topando con otros condenados, como el transexual que interpreta el también premiado Jared Leto y, en el camino, McConaughey arrasa con todo y termina devorando la película. A su lado, Jennifer Garner -una doctora, y luego, su cómplice- es una planicie. Así, en el año McConaughey (ahí lo tenemos también en True detective) vale la pena recordar que antes que se hiciera conocido como galán, fue Spielberg quien lo reclutó para un papel serio en Amistad (1997). Spielberg reconoció en esa cara bonita lo que nadie más vio: un volcán a punto de estallar.

“Dallas Buyers Club”, de Jean-Marc Vallée.

Relacionados