Por José Manuel Simián Enero 3, 2013

Quienes insisten en comparar The Hour con Mad Men yerran estruendosamente. Es cierto, ambas series están ambientadas en un período relativamente similar, giran en buena parte en torno a situaciones de trabajo, y se fuma y se bebe mucho dentro y fuera de la oficina. Pero si bien la historia de Don Draper y compañía se ha transformado en algo profundamente estadounidense, una suerte de serie total sobre la identidad y los costos reales de esa cosa llamada sueño americano, en sus dos temporadas The Hour ha pasado de ser una serie sobre las ambiciones de un trío de reporteros televisivos de la BBC a algo típicamente británico: un triángulo de pasiones reprimidas y aparentemente imposibles. Si al final de la primera temporada el programa y el triángulo amoroso habían estallado por la volatilidad de sus elementos, ahora esos componentes -Freddie (Ben Whishaw), Bel (Romola Garai) y Hector (Dominic West)- se han reagrupado, para circular entre ellos en un lento pero sabroso hervor, cuyo fuego sigue emanando de la ambición del primero.

“Ser nadie en un lugar donde todos creen que pueden ser alguien es intoxicante”, dice Freddie sobre su estadía en Estados Unidos en el tiempo que lo hemos dejado de ver, y nosotros miramos, felices de intoxicarnos.

“The hour”: disponible en iTunes.

Relacionados