Por Paula Altamirano Azúa // Rodolfo Lagos Febrero 9, 2018

Nimbo, de Bronko Yotte, está disponible en Spotify

Felipe Berríos (38) viene de una familia llena de músicos. Su padre es folklorista, un hermano toca reggae y otro folk. Él es profesor de lenguaje, pero hace diez años comenzó a rapear en el grupo de rap-funk Rapaces, y en 2006 lanzó su proyecto solitario Bronko Yotte. Su primer disco, Piensa en mí cuando duermas, llamó la atención por su mezcla de rimas  sobre situaciones cotidianas con melodías por momentos muy cercanas al pop y al folk.

Pero el disco que lo sacó del circuito under en 2015 fue Gala (Cazador), en el que se diferenció de sus compañeros de escena con una búsqueda desprejuiciada en distintos géneros, que incluía juntar a los raperos Camileazy y Jonas Sanche con figuras del pop chileno como Gepe y Cristóbal Briceño, vocalista de los Ases Falsos.

Hace algo más de un mes redobló esa apuesta con Nimbo, un nuevo EP de cinco canciones, en el que sumó a su mezcla nuevas búsquedas en su vertiente rap, agregando beats propios del trap y sonidos de rap inglés melódico de los últimos años. Todo eso, al parecer, en una búsqueda de desmarcarse de las ataduras del rap más estricto, en la que lo acompaña la voz de Macarena Campos y los scratches de DJ Pérez. “No existen tanto los géneros musicales como la música misma y la gente que hace música”, dice Berríos.

—¿De dónde surge Nimbo?

—De la necesidad de hacer nueva música en un año que para mí fue raro, porque se dieron muchas situaciones a nivel social que hicieron ebullición, que antes no se conversaban. Entonces eso lo hizo un poco denso, más oscuro, pero no por eso negativo. Surgió de esa sensación.

—¿A qué situaciones sociales te refieres?

—En este disco sentí que lo personal estaba más complejo, que no todo estaba tan definido. Y en lo externo, la necesidad de un nuevo trato de género irrumpió con fuerza, y es algo en lo que muchos estamos aportando diferentes visiones. Nos podemos lanzar a esa discusión sin reflexionar lo suficiente, pero son procesos que tenemos que vivir juntos. Ese fue un tema que naturalmente resonó en los últimos meses.

—¿Sientes que en el EP hay una búsqueda pop?

—Tenía ganas de hacer un disco más Hi-Fi y para eso tuve que estudiar recursos del rap y pop actuales. En vez de componer muchas canciones, quise hacerlas con mayor cuidado, y ser específico en la búsqueda. Busqué harto en tutoriales, empapándome de una estética no sólo sonora, sino de una forma de entender la música de generaciones más chicas que la mía. Es bueno que la música sea un diálogo. Son canciones más oreja, porque al final es lo que más disfrutamos hacer en vivo, porque permite construir comunidad y acercarte a un público de distintos lados.

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