Por Carlos Reyes Enero 5, 2018

La esquina de Hotzenplotz es llamativa. Está pegada a la parte alta del Museo a Cielo Abierto, en un cerro porteño como el Bellavista, turístico pero sin las penurias de la gentrificación que padece su zona patrimonial. En otras palabras: sustentable, con vecinos y vida de barrio real. Eso querían los jóvenes dueños de ese lugar, cuando llegaron casi de casualidad a Valparaíso: un bar a escala humana, para los vecinos y los que lleguen. Lo cumplen gracias a la sencillez de la cocina alemana, donde para destacar se requiere de buenos productos, como los conseguidos desde una fiambrería de Quilpué; uno de los tantos puntos de nuestro país permeados por casi 170 años de influencia teutona.

El espacio es grato y simple: bancas y una barra, árboles dentro del salón, uno con billetes y otro con hojas resecas; en sus muros se motearon dibujos alusivos al cuento infantil que da el nombre al lugar. Es posible mirar esas escenas al detalle, porque se toman su tiempo en la cocina. Un solo personaje debe arreglárselas para una cocina simple, pero con sus cuidados. Se podría tomar como una miniterapia antiestrés, para sacarse la ciudad de encima. Por otro lado, la espera permite ir, sorbo tras sorbo, degustando cervezas Tauss Bräu limachinas ($3.000 el vaso de medio litro). Livianas, refrescantes, sobre todo la de trigo. Un bálsamo para el caminante.

En sus platos aparece el poder de porciones generosas y buen precio. Destaca una Tabla de entrada, que combina pan negro, chucrut, cortes de jamón, paté de campo y otros detalles. Se puede llegar de forma directa a los fondos, partiendo por una Chuleta Kassler ($7.500) de tamaño, salazón y punto de ahumado justo, acompañada de una generosa guarnición de papas, cebolla y tocino fresco. En las pastas, la mezcla de queso y spätzle ($6.000), fideos cortos cocinados al momento, denotó frescura en la masa, sin ser una mezcla muy equilibrada por el exceso quesero y su encebollado; nada muy grave, se deja comer en un lugar ya convertido en punto de encuentro por su honestidad y, en general, buen sabor. Un espacio que reafirma al puerto como portador de un viejo y aún cotidiano espíritu cosmopolita.

Héctor Calvo 331, cerro Bellavista, Valparaíso.Tel. 952556819.

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