Por Carlos Reyes Diciembre 22, 2017

Matetic Coastal Brut: Paciencia y clase.

Un buen tiempo y cuidado se tomaron para llegar a este espumante. Una larga fermentación, más de dos años de guarda en botella para que sus lías de levadura entreguen peso y consistencia a esta mezcla entre chardonnay y pinot noir del valle de San Antonio. Al final del camino, en la copa, tiene una burbuja ligera, que luego se hace fina espuma en sus bordes. Huele a manzana verde, roja, algo de pera y tonos de guinda, aparte de levadura. Su boca posee acidez considerable, marcando un regusto a fruta verde y toques de masa. Se trata de un vino redondo, balanceado y elegante, para la fiesta. $ 26.000

Undurraga Titillum Blanc de Noirs: Peso de elegancia.

Un blanc de noirs —hecho con uva tinta, en este caso pinot noir— que deja en evidencia tal condición. Se nota en su color rosa anaranjado, que deja ver una burbuja fina, que sube lineal y a la vez es una señal de refinamiento. La nariz posee notas florales de rosa, más pera de agua, con alcances a levadura. Entonces hace juego con la boca, y trago a trago va creciendo en un balance entre cuerpo, frescor y acidez. Todo en un bloque, nada se va quedando atrás. Un vino para brindis de importancia. $ 20.000

Amaral Brut Limited Edition: El fresco.

Es una marca parte del grupo MontGras, que ha dejado huella gracias a la chispa de sus blancos. Estos provienen del valle de Leyda, lo mismo que este espumante. Es una mezcla elaborada bajo el método charmat —segunda fermentación en tanque de acero inoxidable—, que une chardonnay (70%) junto a un 30% de sauvignon blanc. A la nariz aparece el aroma de manzana verde, junto a notas de durazno blanco y pera, dominados por el frescor. A la boca se hace ligero, de burbuja fina, seco y jugoso. Todo esto es lo que lo convierte en un buen aperitivo o en el contrapeso a una tarde soleada. $ 7.990

Apaltagua Granate: Una mezcla singular.

Viña Apaltagua es también productora de frutas, en específico de granadas pensadas para jugo. Entonces, poco tiempo pasó para incorporar, a modo de experimento, un porcentaje de este producto a un espumante basado en chardonnay en un 60%. No se equivocaron. La amabilidad dulce del producto es evidente, pero se equilibra gracias a las propiedades de la granada —dulce, pero no tanto— y el manejo de la uva, que aportan un frescor en tono demi sec, con harta onda. Se bebe rápido gracias a sus 9 grados de alcohol y puede ser gran amigo de una tarde soleada (o funcionar como un vino-jugo). $ 6.000

Viñamar Ice: El coctelero.

Su etiqueta blanca con un entramado denota colorido pop y desprejuicio. Claro, si en su contratapa promueven el más reciente producto de esa viña de Casablanca como un espumante pensado para coctelería. Uno digno de uno o más ingredientes dentro de un trago. Su burbuja gruesa y despeinada puede domarse con algún jugo, quizá una infusión, o mezclado con un destilado (gin o pisco blanco). Eso porque su perfil dulce, emparentado al demi sec, lo permite. Si se quiere beber solo, aparece bien ligero de aromas, sencillo y con el frescor justo. No por nada lo recomiendan con hielo. $ 8.990

Misiones de Rengo: Dulce pop.

A la vista posee un tono amarillo pálido atractivo. No hay mucha burbuja de corona, pero luce fina. Se siente así en la boca, además. El dulzor es intenso, meloso, sin matiz y con un dejo frutal que recuerda al durazno blanco; pero por su naturaleza se deja beber fácil y se queda en la boca un buen rato. Se hace bueno para el final de una comida, para un postre, o pensando que se podría combinar con licores amargos de hierbas y hacer con ellos un trago con mucho hielo, que necesite un contrapunto almibarado y un toque espumante en su textura. En ese sentido se deja querer.  $ 4.290

 

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