Por Diego Zúñiga Noviembre 3, 2017

Hasta el 12 de noviembre en la Estación Mapocho.

Desde hace un rato que la Feria Internacional del Libro de Santiago (Filsa) se ha terminado convirtiendo, para muchos lectores, en una suerte de ajuste de cuentas: como ocurre entre octubre y noviembre, muchos parecen buscar en Filsa los libros que más fueron comentados durante el año —las novedades— y así elegir los que serán leídos en vacaciones o quizá quién sabe cuándo. Porque la verdad es que el programa cultural de la feria sigue siendo muy débil. Este año, hay que reconocerlo, los Diálogos Latinoamericanos fueron pensados de una manera interesante, invitando sólo autoras, sin embargo no es suficiente. Falta invitar un par de escritores de renombre, generar más diálogos, pero ya está. Por eso mejor dedicarse a dar vueltas por la Estación Mapocho y encontrar, quizá, esos títulos que fuimos postergando o que tal vez ni siquiera sabíamos que habían llegado a Chile. Por ejemplo, en el stand de Fernández de Castro, entre varios ejemplares de Anagrama se consiguen títulos de las editoriales argentinas Eterna Cadencia y Adriana Hidalgo. De la primera, hay que llevarse Estanque, de Claire-Louise Bennett, un conjunto de cuentos extraordinario e impredecible. O llevarse los Escritos periodísticos de Antonio Di Benedetto, que publicó hace poco Adriana Hidalgo. Una recopilación de este escritor argentino —si no han leído Zama, su novela más importante, quizá es el momento—, en la que lo vemos en esta faceta de no ficción entrevistando a Julio Cortázar o cubriendo las elecciones presidenciales de Chile de 1964. Es otro Di Benedetto. Realmente una sorpresa.

Un par de stands más allá, en el de la Cooperativa Editores de la Furia, dos imperdibles: la colección económica de Pequeño Dios Editores, donde publicaron el último libro del poeta Andrés Anwandter: Música Envasada, donde una vez más apreciamos su talento para construir poemas como quien reúne escombros y así crea algo nuevo. En ese mismo lugar está Diarios de viaje, de Juan Emar, en una edición bellísima de Alquimia en la que nos encontramos con las impresiones del autor de Umbral recorriendo Europa y Estados Unidos.

En medio de la Estación Mapocho están las dos grandes transnacionales: Penguin Random House y Planeta. Tienen descuentos, por lo que vale la pena buscar ahí títulos como, por ejemplo, la bellísima novela Tiempo muerto (Alfaguara), de Margarita García Robayo —escritora colombiana que participará en los Diálogos Latinoamericanos— o los Relatos reunidos (Alfaguara) de Marcelo Cohen, uno de los cuentistas más geniales de Argentina. Y si de cuentistas argentinos estamos hablando, en Planeta se consiguen los Cuentos completos de Juan José Saer, uno de esos escritores que te pueden cambiar la vida. Empezarán por los cuentos y querrán buscar todas sus novelas para disfrutar de esa sintaxis enloquecida que se inventó este oriundo de Santa Fe. Y ahí, en ese mismo stand, se encuentran los primeros títulos de la colección Rara Avis de Tusquets, a cargo del imprescindible Juan Forn. Si quieren leer una novela que no van a poder soltar, esa es Crónica de mi familia, de Vasco Pratolini. Un libro desgarrador acerca de un hermano muerto.

En ese mismo sector, hacia el costado izquierdo, encontramos el stand de Hueders, uno por el que hay que pasar siempre. Tienen varias novedades —nuevo libro de Rafael Gumucio, el debut novelístico de Pascual Brodsky— y también varios libros de las editoriales que distribuyen, como por ejemplo de Fiordo, que acaban de publicar Once tipos de soledad, una recopilación de cuentos de Richard Yates que puede que sea uno de los mejores libros de cuentos que vayan a leer en su vida. Hasta ahora se conseguía una edición española con una traducción malísima, pero esta nueva versión, a cargo de Esther Cross, es otra cosa. Permite que leamos a Yates como se lo merece: deteniéndonos en su fraseo y en esas imágenes desoladoras que encontramos en sus historias, tan tristes como hermosas.

Ya entrando hacia la parte final de la feria, tres recomendaciones: En el stand de Perú hay ejemplares de Los rendidos. Sobre el don de perdonar, de José Carlos Agüero, un libro autobiográfico en el que este poeta e historiador peruano, hijo de senderistas que fueron asesinados, nos cuenta acerca de esa experiencia, y lo hace con una lucidez admirable.

Ahí, un par de stands más allá, donde se encuentra Ocho Libros, está Memorias de octubre (El Desconcierto ediciones), una recopilación de columnas de Federico Galende que funcionan perfectamente para comprender qué fue la Revolución rusa —de la que se acaban de cumplir 100 años—, y Galende la aborda desde sus artistas, sus escritores, sus cineastas, desde esas vidas mínimas que le sirven para hablar de los grandes conflictos.

Finalmente —aunque podríamos haber comenzado por acá, sin duda—, hay que ir al stand de Ediciones UDP y llevarse los diarios de Raúl Ruiz y también La poesía terminó conmigo. Vida de Rodrigo Lira, de Roberto Careaga, una biografía que se inserta en la mejor tradición del género, tan poco explorado en Latinoamérica, pero que brilla por su trabajo investigativo y por cómo aborda un personaje complejo e incómodo, que le sirve para hablar también de una época y de una generación. Un libro ambicioso y necesario.

 

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