Por Diego Zúñiga // Fotos: Víctor Ruiz Mayo 26, 2017

Palmaria es un lugar que está en vías de extinción. Una librería pequeña, acogedora, secreta, silenciosa, de barrio, así les llamaban antes, cuando existían muchas: una perfecta librería de barrio, que para muchos que transitan por Manuel Montt —al lado del Teatro Nescafé de las Artes— podría pasar inadvertida, pero que sin duda se ha convertido en una de las librerías imprescindibles de Santiago. Es así: tú entras y de pronto, en medio de torres y torres de libros, entre aquellas estanterías altas que cubren las paredes, vas descubriendo libros que nadie más tiene, una selección tan cuidada como inesperada, en la que abundan, sobre todo, títulos de editoriales argentinas, y eso la hace única.

Para una librería es clave tener un buen catálogo. Por eso busco títulos en Argentina”. / Cecilia Palma

La responsable de este pequeño milagro se llama Cecilia Palma, tiene 70 años y desde hace 25 es librera, luego de haber vivido una década en Caracas, exiliada. Cuando volvió a Chile, supo que quería abrir una librería y entonces, a fines de los 90, descubrió este pequeño local en Providencia y apostó. En ese tiempo ni siquiera existía el teatro, pero ella intuyó que el barrio tomaría fuerza, y así fue. La clave, sin embargo, está en que Cecilia Palma fue escuchando atentamente a sus clientes, vecinos —muchos de ellos— que se acercaban a la librería y que le iban dando vida. Le recomendaban libros, preguntaban, sugerían, y de esa forma Palmaria —que en sus inicios estaba proyectada como una librería dedicada a las comunicaciones— fue encontrando un estilo, una personalidad y una pluralidad que se la entrega, sobre todo, la selección de los libros que están ahí, entre la vitrina, las torres de ejemplares y los estantes: libros importados de Argentina, libros que Cecilia Palma comenzó a comprar desde hace una década en sus viajes a Buenos Aires, donde generó los contactos y tuvo la sensibilidad precisa que le permitió darse cuenta de que allá había una movida editorial importante y que muchos de esos proyectos encontrarían lectores en Chile. Así, apostó por editoriales como Eterna Cadencia, La Bestia Equilátera, Mansalva, Mardulce, Blatt & Ríos, El Cuenco de Plata y Corregidor, las que hoy son fundamentales dentro del panorama literario trasandino. Editoriales cuyos libros no son tan fáciles de conseguir por estos lados —o que se consiguen a precios muy altos— y que Palmaria tiene en su catálogo. Basta mirar la vitrina para saber que adentro puedes encontrarte con la última novela del genial Kurt Vonnegut que tradujo La Bestia Equilátera, la recopilación de tres novelas breves de Adolfo Couve que sacó Blatt & Ríos, alguno de los títulos de Clarice Lispector que ha traducido Corregidor, la novela de Marguerite Duras, traducida por Alejandra Pizarnik, publicada recientRetratosemente por Mardulce, o  Estanque, un libro de cuentos excepcional de Claire-Louise Bennett, que tradujo Eterna Cadencia. Y así podríamos seguir enumerando libros y editoriales y detalles que hacen de Palmaria un lugar especial, el que uno visita siempre con la sensación segura de que encontrará algo distinto, inesperado.

Por estos días, la librería está en plena remodelación, pues se ganaron un Fondo del Libro para crear un catálogo online y ampliar los estantes y darle un poco más de orden a un lugar que nos invita, siempre, a bucear entre las rumas de ejemplares y descubrir, entre esos estantes, algún libro perdido que siempre quisimos tener. Cada tres meses, de hecho, Cecilia Palma hace una importación desde Buenos Aires y, entonces, de esa forma tenemos acceso a algunas de las editoriales más particulares de Latinoamérica. La recomendación, por supuesto, es ir con tiempo y buscar con paciencia. Si sigues esas instrucciones, nunca vas a salir con las manos vacías de este lugar.

Relacionados