Por Constanza Gutiérrez Mayo 5, 2017

Cada cierto tiempo hay una película, cómic, serie o libro de nicho que logra trascender al grupo de fanáticos y capta el interés de todo el mundo. En este momento, Paper Girls es el cómic para quienes suelen leer historietas y para los que no. Brian K. Vaughan (guionista, autor del cómic Saga y fue parte del equipo que escribió la serie Lost) y Cliff Chiang (ilustrador) describen su trabajo, Paper Girls, como una mezcla de la película Quédate a mi lado con el libro La guerra de los mundos.

LIBROOK1Ambientada en los suburbios de Cleveland, Estados Unidos, no nos hace falta mirar la fecha para tener una idea de dónde estamos: teles con perillas, relojes despertadores, walkie talkies, bicicletas BMX. Podríamos elucubrar, pero seguro hay más de un motivo por el que tanta gente está obsesionada con el mundo antes de los teléfonos inteligentes. Lo claro es que esa fijación existe, y que no sólo está en series como Stranger Things y en este cómic. Puede verse en la moda (han vuelto los choker, esos collares pegados al cuello, así como los bototos Dr. Martens y los mom jeans), en el gran momento que vive la producción de fanzines o en el regreso de Twin Peaks y Los Expedientes Secretos X.

La historia de Paper Girls comienza la madrugada del primero de noviembre, cuando cuatro niñas repartidoras de diarios se reúnen para hacer juntas la ruta que suelen hacer solas y cuidarse las unas a las otras de cualquier cosa que pudiese aparecer en su camino esa noche en que tanta gente anda en las calles.  No todas son amigas, pero saben que juntas son más fuertes y lo comprueban cuando un monstruo antropomorfo aparece repentinamente e intenta ahorcar a una de las chicas. Logran vencerlo, y el extraño ser deja caer una pequeña cajita con una manzana mordida impresa. “Parece una polvera”, dice una de las chicas, pero cualquiera que haya vivido después del año 2006 relacionaría esa “polvera” con algo como un iPod nano. Esa es la primera señal de ambición por parte del guionista: este cómic no es sólo una ficción ochentera escrita en los años 2000 para quitarles plata a los nostálgicos. De hecho, ni siquiera es una versión azucarada de los ochenta: las protagonistas, aunque fuertes y valientes, pueden ser también racistas u homofóbicas sin siquiera cuestionárselo. Brian K. Vaughan dice que así lo planeó: no quería pintar los años ochenta como un momento hermoso, porque aunque extrañemos la paz de aquel tiempo en que no existía la hiperconectividad,  esos años no eran perfectos, ni en la política internacional ni en las creencias que podían tener cuatro niñas de doce años de los suburbios en 1988, el mismo año en que se estrenó Beetlejuice y también el año del Irangate.

El primer número de Paper Girls ya vendió más de 75 mil copias y ahora va en su decimotercer número. La nostalgia funciona, y mucho mejor cuando se le da una vuelta.

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