Por Diego Zúñiga Octubre 14, 2016

“Trayendo a casa todo de nuevo”, de Fabián Casas. A $ 24.900 en librerías.

Hace casi 10 años, Fabián Casas publicaba su primera recopilación de columnas y ensayos. Había ya transitado por la poesía, los cuentos, la novela y llevaba un buen tiempo colaborando en distintos medios: fueron esos textos, finalmente, los que decidió reunir en Ensayos bonsái (2007). Luego de eso vinieron varias recopilaciones más —entre ellas La voz extraña, que publicó Ediciones UDP en Chile—, y ahora Emecé ha reunido todos los ensayos de Casas bajo el título Trayendo a casa todo de nuevo.

Estamos hablando de un libro que tiene más de 600 páginas y que incluye el inédito El taller nómade, donde encontramos los últimos ensayos que ha escrito el autor argentino en estos años. El taller... abre con un epígrafe que define perfectamente su obra completa: “El partido está controlado. ¿Cómo lo enloquecemos?”. La frase es de Juan Antonio Pizzi —seguramente la dijo en esos años en que dirigía a San Lorenzo de Almagro, el club del cual Fabián Casas es hincha— y explica perfectamente las decisiones que ha tomado el autor de Los Lemmings acerca de su escritura: cuando Casas ya tiene todo bajo control, esa calma lo incomoda y busca en otro lugar algo que desordene el camino recorrido. Empezó escribiendo poesía, luego se pasó a la narrativa y después se instaló en el ensayo y las columnas, construyendo un espacio donde poder contar sus historias y compartir aquellas experiencias estéticas que lo han marcado. Todo, por supuesto, en una mezcla donde las columnas parecen cuentos y los poemas se infiltran entre los párrafos, mientras avanzamos por este mamotreto y nos detenemos en las dudas y obsesiones de Casas, y nos desviamos entremedio de ese reparto de actores que protagonizan esta historia: San Lorenzo, Tolstoi, Zelarayán, La ley de la calle, Fogwill, su perra Rita, El Padrino, Syd Barrett, Spinetta, Saer, Giannuzzi, Luis Chitarroni, Sylvia Plath, Bolaño, Viel Temperley y un largo y contundente etcétera.

Fabián Casas podría escribir de un libro que no existe, y no tengo duda de que los lectores recorrerían todos los lugares posibles hasta dar con ese libro, aunque sólo sea producto de su imaginación. Porque una de las claves de su escritura ensayística es traspasar al lector un entusiasmo salvaje y convertir el deseo en necesidad. Lo que hace Fabián Casas cuando lee —cuando ve una película, cuando escucha un disco— es transformar esa experiencia estética en una experiencia vital, y entonces te cuenta una novela como si fuera un pedazo de su vida, un recuerdo de infancia. Te habla de Raymond Carver como si fuera un amigo de su padre que conoció cuando chico y con quien vivió un momento importante: lo hace con esa naturalidad, con esa cercanía.

Detrás de ese mecanismo, sin duda, hay muchísimas lecturas que lo sostienen y, también, mucho talento para poder convertir esa experiencia en un relato casi siempre entrañable.

Para todos esos lectores que le pegan con la pierna derecha —como diría Casas— y que se preguntan cuándo el argentino entregará una novela total, de esas que tanto le gusta leer, pues hay que decir que acá está: Trayendo a casa todo de nuevo es un libro excepcional.

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