Por Diego Zúñiga Octubre 28, 2016

Charapo

CharapoEl mundo de los inmigrantes, Patronato, un Santiago incómodo pero también cercano: Pablo D. Sheng debuta con una novela sobre un universo que la literatura chilena actual no había abordado, la historia de un inmigrante peruano que viene a buscar un poco de suerte y que termina viviendo un infierno. Camacho es un hombre que parece no tener mayor control sobre su vida, sobre sus actos. Las cosas le pasan y él se trata de acomodar como puede. Parece un ser indolente, aunque más bien es un personaje que está hacia adentro, luego de dejar a su mujer y a su hija en Perú; un hombre pasmado que, además, enfrenta una violencia constante: la violencia de ser inmigrante en un país inhóspito, pero también la violencia de otros inmigrantes. En un momento, un hombre le tira soda cáustica y Camacho logra esquivarla, pero le cae en su brazo; de ahí en adelante trabajará en lo que pueda y terminará viendo cómo el mundo que lo rodea se descompone.

Lo valioso de Charapo no es sólo la elección del tema, sino cómo Sheng logra encontrar una voz plausible para narrar este Santiago desconocido, cómo indaga en un lenguaje parco que le permite mostrar la miseria humana.

$ 7.000 Editorial Cuneta.

En pana

En pana“Nunca pude aprender a manejar. Alguna vez mi padre me quiso enseñar, pero no aprendí”. Así empieza esta novela de Martín Cinzano, y decimos novela por decir algo, pues la verdad es que este relato transita con mucha libertad por el ensayo, la crónica autobiográfica y la poesía. Cinzano no tiene problemas con los géneros, al contrario, se aprovecha de cada uno de ellos en esta historia de un hijo que nunca aprende a manejar y que, a partir de ese detalle, reconstruye su vida a través de distintas experiencias donde los autos tuvieron relevancia: quedarse en pana en el norte junto a su padre, sus viajes por México, las mujeres que le intentaron enseñar a manejar.

Cinzano apuesta por el fragmento para indagar en sus recuerdos, para reírse de la literatura autobiográfica, para armar una historia leve y divertidísima, en la que convida a otros escritores que alguna vez escribieron sobre autos: Enrique Lihn, Bolaño, Nicanor Parra, Gonzalo Millán, José Ángel Cuevas son algunos de los citados, que parecen conformar también su universo de referencias, donde resalta sobre todo la lengua chilena que es capaz de reconstruir, de usar, de manosear y, así, darle una vida nueva.

$ 9.000  Laurel editores.

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