Por Yenny Cáceres Octubre 28, 2016

Sara es una chica a punto de cumplir 13 años, con todo lo que significa esa maldita edad. El despertar sexual, el quiebre inevitable con los padres, el hambre por descubrir el mundo y el sentirse, en definitiva, rara, distinta, un poco perdida por la vida. Sara (Julia Lübbert) es la protagonista de Rara, la película de Pepa San Martín inspirada libremente en el caso de la jueza Karen Atala, que perdió la custodia de sus hijas cuando asumió públicamente que era lesbiana.

Pero el título de la película acá está usado con un doble sentido. Más que aludir a la condición sexual de la madre, la rara acá es Sara. Con todas las dudas, miedos y complejos de esa edad. No es la batalla legal de Karen Atala por la custodia de sus hijas lo que vemos en pantalla. Apenas la divisamos, a lo lejos, en el mundo de los adultos.

San Martín no busca desplegar panfletos ni banderas de lucha. Todo es mucho más sutil y está contado desde el punto de vista de Sara, la mayor de dos hermanas. Que su mamá abogada (Mariana Loyola) sea lesbiana y que viva con su pareja (Agustina Muñoz), a ratos más bien parece un accidente. Cuando su ex marido (Daniel Muñoz) decide pedir la custodia de sus hijas, la directora tampoco gastará tiempo en mostrar el juicio.

Rara es una historia sin buenos ni malos, y esa es una de las principales fortalezas de la película. San Martín filma una película íntima, a puertas cerradas, con lo que ocurre dentro de la casa o en el patio del colegio y que, por sobre todo, no esquiva las emociones. Rara está plagada de pequeños grandes momentos. Las conversaciones de Sara en el baño con su mejor amiga, las peleas con la hermana chica, las miradas furtivas al chico que le gusta, el tedio del colegio y de las clases de Educación Física, la primera escapada nocturna.

Tampoco es una película ingenua. “No podís decirles a tus compañeritos que tenís dos mamás”, le dice Sara a su hermana chica, con más sabiduría que reproche. Sara intuye que su modelo de familia está sujeto a prejuicios y discriminaciones. Como buena película de adolescentes, Rara también es una película de aprendizaje, donde la Sara taciturna del inicio al final ya no será la misma. Así, Rara resulta una película chilena entrañable y que emociona como pocas.

“Rara”, de Pepa San Martín. 

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