Por Yenny Cáceres Octubre 21, 2016

“Rastreador  de estatuas”, de Jerónimo Rodríguez. En Cine Radical (Monjitas 580).

Las vueltas de la memoria son inesperadas. Eso sugiere Rastreador de estatuas, un documental atípico, misterioso, casi detectivesco. Su protagonista, Jorge, es un cineasta chileno que vive en Brooklyn y que emprende la búsqueda de una estatua que su padre le mostró alguna vez en una plaza de Ñuñoa.

Filmado entre Nueva York y Santiago, es el debut en la dirección de Jerónimo Rodríguez, crítico chileno radicado en Estados Unidos y colaborador habitual de Alejandro Fernández, con quien coescribió el guión de Aquí no ha pasado nada. Un debut prometedor y lo más cercano a Raúl Ruiz que se ha visto en el cine chileno del último tiempo, que aquí aparece homenajeado con extractos de su largometraje El techo de la ballena. Porque este es un documental que cruza géneros.

A ratos, Rastreador de estatuas parece un diario íntimo, pero también puede ser visto como un ensayo fílmico. Nunca vemos el rostro de su protagonista, aunque todo el tiempo nos internamos en lo que pasa por su cabeza. Así, esta es una película sobre cómo construimos la memoria, una memoria que también puede ser mentirosa, pero que jamás deja de sorprendernos.

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