Por Alejandra Costamagna Octubre 21, 2016

“La trágica agonía de un pájaro azul”: hasta el 30 de octubre en  el Teatro Camilo Henríquez.

“Soy rara, mamá, siempre lo he sido”, dice Nina a su madre en La trágica agonía de un pájaro azul, la nueva obra del grupo La Niña Horrible. Es rara Nina, sí. Su hija acaba de morir y ella ha sido despedida del supermercado donde trabajaba por llorar y orinar delante del público, en el pasillo de los congelados.

Pero también por pegarle un combo al jefe, sacarse la ropa y caminar desnuda en la calle. Ahora ha abierto la jaula del pájaro de su hija muerta para dejarlo libre. Pero las cosas han salido mal y ha terminado rematando a martillazos al animal en la cocina. Nina siempre ha sido rara para los demás: tiene más de cuarenta años, vive con su madre, se enamoró de un payaso, perdió a su hija, ya no fue exitosa, se quiere suicidar.

Tal como en los montajes anteriores, el grupo trabaja acá sobre los estereotipos de la mujer en la sociedad, a partir de un registro que explota la comedia grotesca y potencia su estética travesti. Con una escenografía de tonos rojizos que contrasta con los alucinantes trajes naranjas, verdes, fucsias, calipsos o morados, así como con el pájaro azul que luego quebrará la atmósfera y con unas actuaciones siempre hilarantes, la obra desborda lo real y fluye con el peso de su arrojada propuesta. El mérito es del equipo completo, pero la dramaturga Carla Zúñiga se lleva un porcentaje indiscutible de los créditos con este texto delirante y sutil al mismo tiempo, que trabaja una situación melodramática en la medida justa entre la carcajada y el llanto.

Inspirada en Buenas noches, mamá, de Marsha Norman, y con ligeras resonancias de La gaviota, de Chéjov, La trágica agonía… es una obra brillante para una compañía que en pocos años ha consolidado una estética propia, con montajes como Historias de amputación a la hora del té o En el jardín de rosas: Sangriento vía crucis del fin de los tiempos, y que hoy parece estar en su mejor momento.

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