Por Alejandra Costamagna Septiembre 2, 2016

“Oleanna”: hasta el 10 de septiembre  en el Teatro UC.

“¿Cómo voy a ser alguien yo si repruebo?”, pregunta la muchacha al hombre. Ella es estudiante, él es profesor. Están fuera de la sala de clases. Ella tiene dificultades económicas para estudiar, él tiene la vida más o menos resuelta y su carrera va en ascenso. Ella es consciente de las injusticias sociales, él viene de vuelta de las discursividades colectivas. Ella le pide ayuda para aprobar una asignatura; él la ningunea.

Pero de golpe estas certezas se resquebrajan y ni ella será la muchachita ingenua ni él será el sujeto individualista, seguro de sí mismo. David Mamet instala en Oleanna, obra escrita en 1990, un tema que cobra vigencia hoy en Chile al abordar las múltiples dinámicas de poder que surgen a partir de esta relación entre un maestro y su alumna.

Desde luego está el acoso sexual, pero también los conflictos de clase, las posturas frente al sentido de la educación pública, las formas de ascenso social, los límites de lo políticamente correcto y una serie de subtemas que dejan abierto un enjundioso debate ético. Entre las mayores gracias del texto está la construcción de unos personajes que escapan de los encasillamientos y transitan por zonas grises, contradictorias, en ocasiones erráticas. Marcial Tagle y Catalina Martin despiertan empatía y rechazo en distintas circunstancias: las víctimas son también los victimarios y nosotros, como espectadores, seguimos el péndulo de sus conductas.

El mérito es de los actores, pero también de la magnífica dirección de Rodrigo Bazaes, quien construye además un espacio íntimo y nos instala en un escenario bifronte, como testigos y jurados de una contienda moral nunca resuelta. La traducción del texto, a cargo del escritor Daniel Villalobos, otorga cercanía y aun más contundencia a este montaje que emociona tanto como perturba.

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