Por Gonzalo Maier Septiembre 9, 2016

“Laggies”, de Lynn Shelton.

Si la vieron, seguro que la recuerdan: en Humpday, dos amigos heterosexuales, de esos machitos que se golpean la espalda muy fuerte, se comprometen a hacer una película porno durante una borrachera. Vamos, una porno gay. Y en una toma larga y memorable, figuran los dos en una cama debatiendo filosóficamente y en detalle cómo llevar a cabo su misión. La culpable de esa cinta era Lynn Shelton, que más tarde filmaría Your Sister’s Sister, otra comedia indispensable para entender a ese puñado de directores jóvenes que giran alrededor de los hermanos Duplass. Shelton filma con ligereza y humor sobre sexualidad y fracasos.

En Touchy Feely, por ejemplo, cuenta la historia de una masajista que apenas su pololo le pide que se vaya a vivir con él, desarrolla una fobia que le impide tocar a la gente. En Laggies, tal vez su película más comercial —junto a la anterior, disponibles ahora mismo en Netflix—, Keira Knightley es una mujer que vuelve a la casa de sus padres a reflexionar sobre la vida, pero termina carreteando y comprándoles cervezas a quinceañeros perdidos.

En general, la gente insistente es muy odiosa, pero las películas de Shelton vuelven una y otra vez sobre algo que vale la pena: se puede vivir de muchas formas.

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