Local Natives apareció en 2009 con un disco sorprendente: Gorilla Manor. Era un momento en que parecíamos llenarnos de bandas indies que transitaban, sin mucha claridad, entre la corrección y el delirio. En medio de ese panorama, Local Natives lograba destacar, pues parecía un proyecto distinto, donde lo melódico y lo explosivo podían convivir sin problemas. Después, en 2013, vino un disco más oscuro, Hummingbird, al que el tiempo sólo le ha dado más valor.  Y ahora, luego de un silencio que parecía prolongarse más de lo necesario, llegan con Sunlit Youth, un álbum donde la banda californiana vuelve a la luz y a la hiperactividad que caracterizó su primer sonido, aunque también con algunos matices que le permiten jugar con ese trío de voces, a esta altura tan característico de ellos, mientras las guitarras y los sintetizadores confirman un camino que pareciera ser el que va a recorrer la banda de aquí en adelante. Doce canciones como doce estados de ánimo, que oscilan entre el desenfreno, la alegría y una oscura tristeza.