Hay algo todavía mejor que salir de vacaciones: cuando el resto se va bien lejos y uno se queda solo en la casa. No es nada nuevo, claro: Francesco Piccolo, el escritor italiano, tiene un ensayo muy divertido sobre los encantos de Roma durante esos meses de calles vacías, y Mi pobre angelito dictó cátedra sobre los beneficios de pasar las navidades lejos de la familia.
Por estos días, en I.Sat dan Tu dors Nicole, una estupenda película francocanadiense que va, más o menos, de esto mismo. Nicole es una veinteañera que se queda sola en un suburbio mientras sus papás parten de vacaciones. Se junta con una amiga, intenta conocer gente, de puro aburrida comienza a trabajar en una tienda de ropa usada e incluso se enamora de un músico medio insoportable, mientras la película, precisamente, avanza como esos veranos lentos y aletargados. De paso, se hace amiga de un niño que habla con voz de locutor de radio, pero ese detalle da igual porque gracias a los encantos del aburrimiento cualquier cosa es posible.