Por Diego Zúñiga Abril 29, 2016

“Siempre las cosas parecen a punto de caer”, escribe Fogwill en la línea que abre La introducción (Alfaguara), la última novela que alcanzó a escribir y corregir el autor argentino antes de morir, en agosto de 2010. Tiene poco más de 100 páginas, acaba de llegar a librerías chilenas y es el regreso del Fogwill novelista, es el regreso, sobre todo, de su voz. Porque lo que más impresiona de La introducción es volver a escuchar una voz tan particular, que nos guía en esta historia donde no ocurren tantas cosas —un día en la vida de un hombre de buen pasar, que visita unas termas y no mucho más—, pero lo importante acá es cómo Fogwill consigue interpelarnos con esa voz que arma y desarma reflexiones acerca de la cotidianidad y que parece estar instalada siempre en la lucidez. La novela de Fogwill llega, además, como parte del “Mapa de las lenguas”,  proyecto de Penguin Random House que contempla que todos los meses publicarán, al menos, a dos autores hispanoamericanos actuales. Partieron con el excelente Cuentos secretos, de Aurora Venturini, y este mes, además de la novela de Fogwill, llega El hombre que no fue Jueves, del colombiano Juan Esteban Constaín, y en mayo tendremos la oportunidad de leer el último libro de Julián Herbert, La casa del dolor ajeno. Para que no se diga que la literatura hispanoamericana no circula fuera de sus países. Ahora es nuestra tarea leerlos y descubrir nuevos autores, nuevas escrituras.

“La introducción”, de Fogwill.

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