Hemos oído la frase muchas veces: “¿Qué es robar un banco en comparación con fundar uno?”. Y aunque el dramaturgo Bertolt Brecht la escribió hace casi un siglo, nos sigue pareciendo vigente. Es lo que estimó también el actor y director Álvaro Viguera para estrenar en Chile la comedia musical Happy end, creada por Brecht en colaboración con Elisabeth Hauptmann y el compositor Kurt Weill.
Catorce actores y nueve músicos en escena mueven los hilos de esta historia, ambientada en los años veinte en Chicago, que trata de los conflictos entre la mafia comandada por Bill Cracker (Gabriel Urzúa) y el evangelizador Ejército de Salvación, en cuyas filas milita la teniente Lilian Holiday (Geraldine Neary). Hay amor en esta comedia, cómo no: la teniente y el mafioso se enamoran. Hay drama: el amor es incompatible con los roles que cada uno ocupa en su respectiva organización. Y, tratándose de Brecht, hay crítica social: la corrupción salpica a todos, la sociedad está degradada, la ambición capitalista tiene dañado al sistema completo. Y es ahí donde cabe la pregunta: “¿Qué es robar un banco en comparación con fundar uno?”. Pero en Happy end hay también sátira: luego de la lucha encarnizada entre el bien y el mal, viene el dudoso final feliz.
Álvaro Viguera transmite con gracia las múltiples lecturas de la obra y entrega una versión entretenida y ágil, que resuena especialmente en nuestra contingencia. Pero el mérito es también del escritor Omar Saavedra Santis, que en su traducción del alemán al español acerca con sutileza el texto al habla local. Aplauso especial merecen las actrices: el desplante y la voz de Neary, la presencia escénica de Gloria Münchmeyer como la mayor del Ejército de Salvación, y el encanto de los personajes interpretados por Natalia Grez, en su doble rol de narradora y policía, y Elvira López como la Mosca. Un montaje que homenajea a Brecht cuando se cumplen sesenta años de su muerte y que, de paso, diversifica la cartelera con una lograda comedia musical.
“Happy end”: hasta el 15 de mayo en el GAM.
