Por Diego Zúñiga Abril 15, 2015

La historia dice que a fines de 2012, Carrie, la madre de Sufjan Stevens, muere producto de un cáncer, y él se sume en un duelo muy oscuro, del que saldrá años después con once canciones que hablarán de eso: de cómo se sobrevive a la muerte de una madre tan compleja como Carrie, una mujer con problemas mentales y de alcoholismo, que lo abandonó cuando él tenía un año.

De eso habla, entre otras cosas, Carrie & Lowell, el disco que contiene aquellas canciones en las que Sufjan Stevens vuelve al sonido que lo dio a conocer, con discos como Seven Swans (2004) o Illinois (2005): su voz y una guitarra, su voz y un piano, el folk y la calidez de aquellas melodías que lo hicieron destacar entre tantos cantautores. Vuelve al origen, al punto de partida, ya lejos de aquellas búsquedas musicales que caracterizaron sus últimos trabajos -más cercanos a la electrónica y a las máquinas- , y lo hace con un disco impresionante y desgarrador: “I forgive you, mother, I can hear you/ And I long to be near you”, canta en “Death with Dignity”, el tema que abre este disco, lleno de canciones hermosas y tristes, en las que a veces hay un poco de luz al final del camino.

Es cierto: recién es abril, pero no hay que dudarlo: Sufjan Stevens ha compuesto su mejor disco y, también, uno de los imprescindibles de 2015.

“Carrie & Lowell”, de Sufjan Stevens.

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