Por Álvaro Bisama Marzo 31, 2015

Greil Marcus viene insistiendo en esto desde hace mucho: la historia del rock puede ser una teoría del tiempo. Una teoría que no es lineal sino acumulativa y algo retorcida, un juego de citas que explota en un laberinto de espejos. Ese laberinto, que es de lo que trata La historia del rock and roll en 10 canciones, vive cambiando permanentemente porque sus ecos existen fuera de lo obvio, habitan en lo subterráneo como líneas de fuerza invisibles capaces de recorrer el siglo.

No digo nada nuevo en esto. Su autor, crítico cultural y de rock, armó alguna vez en Rastros de carmín una historia completa de la cultura leyendo un viejo single de los Sex Pistols hacia atrás, cubriendo los movimientos de vanguardia pasando por la comuna de París y de ahí a la Edad Media y los cátaros. La historia del rock and roll en 10 canciones repite ese movimiento, pero a menor escala. Acá, no nos importan demasiado las canciones que seleccionó Marcus (donde caben “Transmission” de Joy Division hasta “Money changes everything”, que alguna vez tocó Cyndi Lauper, por ejemplo), sino el modo en que ellas funcionan de modo fractal, devorándose a sí mismas mientras se estrellan con su época para definirla y cambiarla.

Ahí, la erudición de Marcus es algo afectivo y corresponde al modo en que los melómanos son un público capaz de apropiarse de las canciones para darles sentido a su vida. Quizás esto sea lo más bello del libro; esa pasión que siente su autor por los pequeños objetos olvidados, ese deseo por disparar un sinfín de historias mínimas que pueden condensar al mundo, y la renovación de la promesa de leer al rock como un arte capaz de agarrar algún viejo single perdido para convertirlo en un museo de los afectos.

“La historia del rock and roll en 10 canciones”, de Greil Marcus.

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