“Estrellas subenanas calientes”, “radiación de fondo de microondas”, “teoría de cuerdas”: esos son algunos de los conceptos de física que el dramaturgo inglés Nick Payne (1984) pone en boca de la pareja protagonista de Constelaciones. La obra, dirigida en Chile por Víctor Carrasco con impecable precisión, es la historia de amor entre un apicultor y una astrónoma, atravesada por la teoría de los universos paralelos. O al revés: un tratado de física cuántica intervenido por el relato de la vida amorosa de dos personas con quehaceres diversos.
A pesar de que las interpretaciones de Francisco Pérez-Bannen y Fernanda Urrejola empiezan algo empaquetadas y poco espontáneas, con el correr de los minutos la actuación va fluyendo. De alguna forma, incluso, esa rigidez se vuelve acorde con la particular estructura dramática de la obra, que consiste en la reproducción reiterada de escenas con ligeras pero fundamentales variaciones. Los distintos desenlaces de un mismo acontecimiento nos hacen ver la imposibilidad de construir una verdad única, cerrada, y otorgan especial atractivo al carácter provisorio de cada situación. Constelaciones parece sostenerse en el “¿y si?”. ¿Y si hubiera respondido esto en vez de esto otro? ¿Y si le hubiera dicho lo contrario? ¿Y si en vez de comportarme así lo hubiera hecho asá?
Sobre un escenario circular despojado y con una iluminación que marca de manera dinámica el paso de una situación a otra, los actores van y vienen en el tiempo: del pasado al futuro, del presente al pasado, del coqueteo inicial a la cercanía con la muerte, de la entereza a la vulnerabilidad total. La historia puede ser ésta, pero también esta otra; tener este desenlace, pero también este otro. Al final queda la sensación de haber participado en la construcción de un puzle de múltiples y acaso infinitas opciones, tantas como las posibilidades de universos que podrían habitar esa extensión del espacio llamada multiverso. ¿Y si en vez de haber visto una obra de teatro hubiéramos visto el Big Bang?
“Constelaciones”: hasta el 9 de mayo, en el Teatro de la Palabra.
