Por Antonio Díaz Oliva Marzo 25, 2015

Estimado Ron Swanson: seré breve ya que no le gustan los sentimentalismos. Lo más triste del final de Parks and Recreation, hace un par de semanas, es que no lo veremos más. Ya sabe: durante siete temporadas muchos sentimos que Leslie Knope (Amy Poehler) nos enervaba con su hiperactividad, nos reímos de la voz chirriante de Tom Haverford (Aziz Ansari), y nos enamoramos de la chica pesimista April Ludgate (Aubrey Plaza). Pero el verdadero corazón de la serie era usted. Porque en un mundo controlado por hombres flacos y de pantalones pitillo, su actitud sirve para poner las cosas en su lugar; nada de ropa ajustada, ni de barba (sólo un bigote imponente), dieta en base a bistecs y whisky, caza, carpintería  y mujeres llamadas Tammy.

Ahora nos queda el consuelo de buscar en internet todas esas frases que lo convirtieron en un personaje de culto: “Pescar me relaja. Es como yoga, excepto que se mata algo”, “Una vez trabajé por tres años con un tipo y nunca supe su nombre. Ha sido el mejor amigo que he tenido”, “Me gusta decir que no. Disminuye el entusiasmo de la gente”. Pequeños haiku de un hombre que, temporada tras temporada, mantuvo a Pawnee, esa ciudad en Indiana, alejada de la burocracia y, como tantas veces recalcó, de ese mal innecesario llamado administración pública.

“Parks and Recreation”.

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