Por Diego Zúñiga Febrero 11, 2015

Fiestas que no terminan nunca, Nueva York de noche, la locura y el desenfreno, el sexo casual, el sexo pagado, la cocaína que corre por montones y que los mantiene despiertos y lúcidos para seguir trabajando a ellos, a los travestis que protagonizan La misma nota, forever (Sangría), primer libro del chileno Iván Monalisa Ojeda (1966), nueve cuentos que marcan un debut desenfadado y sorprendente. Porque Iván Monalisa Ojeda, radicado en Nueva York desde hace casi dos décadas, construye en estos relatos una voz personalísima, llena de un ritmo ambicioso, que juega con el spanglish -se mezclan, acá, los ecos de Lemebel y Junot Díaz- y que se desenvuelve con la misma soltura que los protagonistas de estos relatos, travestis que recorren una Nueva York que va mutando desde que llega Giuliani al poder hasta que ocurren los ataques del 11-S. Los personajes transitan por esta ciudad violenta y salvaje, pero lo hacen con talento, sobreviven trabajando en lo que pueden,  mientras buscan, simplemente, un poco de cariño, un lugar donde ir. Hay mucha soledad detrás de estos personajes, pero Ojeda nunca se pone grave y tiene el humor necesario para reconstruir estas noches eternas y desbordadas sin caer en lugares comunes. Gracias a su escritura desinhibida, de hecho, logra armar un paisaje nuevo, un ritmo que le hacía falta a la narrativa chilena actual.

 A $8.000 en Metales Pesados.

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