Por Rodrigo Fresán, escritor. Diciembre 10, 2014

Ah, no debe ser nada sencillo ser paladín de la justicia de la DC Comics en tiempos en que los freaks y mutantes de la Marvel Comics arrasan la superficie del planeta y en las taquillas de los cines. Comparativamente, los chicos y chicas de la DC son como oficinistas que cumplen horario metidos en uniformes ya un tanto anticuados y con un sentido del bien y del mal también más anticuado que vintage. La única excepción en toda la galaxia es, por supuesto, el incombustible y siempre de moda Batman. Ya saben: un tipo sin superpoderes con una curiosa compulsión por andar por ahí disfrazado de murciélago. De ahí que, cuando las cosas están complicadas, la DC -ya un tanto agotada por los sucesivos fracasos relativos del hijo de Krypton- siempre saque del armario al millonario huérfano y psicótico y (esto es lo más interesante) culpable de, con su trajecito, haber alimentado las locuras de ultravillanos y sus ganas de, también, probarse ropa rara.

 De todo eso y mucho más trata la más que recomendable serie Gotham. Mucho más seria y oscura que la delirante Arrow (que tenía su gracia por todas las razonas incorrectas, incluido su actor protagónico, quien todo el tiempo parecía estar concursando por la mejor imitación de George Michael), Gotham, para mí, supuso una pequeña decepción de entrada. Y es que lo imaginaba -luego del anuncio de su estreno- con una textura más noir y retro. Lo que propone en lugar de aires de Hammett & Chandler, en cambio, es una de esas atmósferas tóxico-urbanas contemporáneas más apropiadas para thrillers de Colin Harrison y Richard Price. Lo que no es poco, lo que no está nada mal.

Y, claro, aquí Bruce Wayne (David Mazouz) es apenas un joven hijo de padres asesinados, quien ya está pensando en cosas un poquito enfermas.  Y por él velan un joven policía -y aún no comisionado- James “Jim” Worthington Gordon (Ben McKenzie), muy diferente al benéfico hombre de aquel Batman pop y onomatopéyico, y un mayordomo, Alfred Pennyworth, que alguna vez fue marine y que da un poquito de miedo, la verdad.

Gotham -creada para la Fox por Bruno Heller, filmada en Manhattan- arranca con la investigación a la salida de un teatro de la familia Wayne (una muy joven Gatúbela es la única testigo ocular del asunto) y promete ramificarse en una trama de corrupción y locura con las sucesivas apariciones de archivillanos. Dicen que The Joker se hará esperar un poco, pero ya tenemos entre nosotros a un sangriento y demencial Pingüino (Robin Lord Taylor) y al capo mafioso Carmine Falcone (John Doman), que están muy pero muy bien.

“Gotham”. Por Warner Channel.

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