Por Gonzalo Maier Marzo 14, 2013

No tengo idea por qué se leen libros, pero me gustaría pensar que es para conversar sobre ellos. Un poco para descubrir lo que uno mismo piensa del mundo y otro poco para joder a tu mamá por comprar Cincuenta sombras de Grey. La literatura, al final, funciona como una educación sentimental y las revistas de libros -hoy devenidas en páginas web- están a medio camino entre la fiesta de barrio y el amigo chascón que te enseña a fumar a escondidas. Precisamente lo mejor de la revista electrónica Traviesa, es que mezcla con gracia la literatura y lo cotidiano de conversar sobre libros. Escritoras como Inés Bortagaray o Selva Almada cuentan cómo es un día normal para ellas, mientras Edmundo Paz Soldán y Mario Bellatin intercambian correos, y Mercedes Cebrián recomienda su esquina preferida del mundo. De paso, Federico Falco edita un volumen de cuentos sobre lo trucho, y llegado a este punto lo razonable sería desearle larga vida a Traviesa, pero en estos temas la salud siempre ha sido caprichosa. Ya lo decía Fabián Casas: “Las parejas y las revistas literarias/ duran casi siempre dos números”.

www.mastraviesa.com

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