Por Diego Zúñiga Agosto 11, 2011

Encontramos la frase en cada texto en el que se presenta a la escritora Hebe Uhart: "Es  la mayor cuentista argentina contemporánea".  La frase, en rigor, la dijo Fogwill y los periodistas hemos abusado de ella para explicarle al lector que esta cuentista de nombre extraño era uno de los secretos mejor guardados de la literatura argentina, hasta que pasó a estar en las portadas de los suplementos culturales gracias a Relatos reunidos (Alfaguara).

Y quizás ahora -a los que la descubrimos recién- nos corresponda intentar explicar la frase de Fogwill y evitar repetirla como si ahí se acabara todo. Porque lo que sigue es leer a Hebe Uhart y maravillarse con sus historias, pero, sobre todo, con su mirada, con esos personajes que parecieran estar destinados al olvido. De eso hablan los cuentos de Hebe Uhart: de inmigrantes que no la pasan tan bien en Argentina; de familias llenas de personajes algo desquiciados que, a pesar de eso, viven felices; de personas que se enamoran de sus animales, y de mujeres que se enamoran de hombres que parecen animales. Y de la provincia, de esas historias que se tejen ahí, lejos de las luces de la ciudad, en silencio.

Dicen que sus historias son sencillas, mínimas. Pero luego ves que, en realidad, Hebe Uhart está hablando de otra cosa. Está hablando, por ejemplo, de las movilidades sociales, de la vejez, de sentirse solo aunque estés rodeado de personas. Y volvemos a la mirada: sus narradores parecieran estar mirándolo todo por primera vez. Y ahí, creo, está su mayor cualidad; aquello que la distancia del resto y que hizo decir a Fogwill esa frase que no repetiremos pero que es absolutamente cierta.

A $ 21.900.

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