Por Patricio Jara, periodista y escritor Abril 9, 2010

El baterista José Joaquín Vallejo es uno de los músicos más inquietos del circuito independiente nacional. En los últimos años ha sido parte de bandas tan disímiles como Criminal, Kanatrán o Troy. Además, fue motor de aquel espléndido engendro progresivo llamado Bella e Putana, con el cual grabó Kamikazzo (2006), un disco inclasificable; una suerte de Frankenstein hecho de exquisita técnica para forjar canciones experimentales entre lo divino y lo prohibido, entre lo bello y lo putano.

Ahora Vallejo está de vuelta con Karacal & The Rita Lynn Ensemble, una aventura emprendida junto a la bajista Maureen Corvalán y que definen como "de rock y performance". Aunque la banda aún está reclutando integrantes, especialmente voces femeninas, lo que hay en los seis temas disponibles en su sitio es una mezcla de atmósferas y muchos, muchos cambios de ritmo. La música de Karacal está dotada de texturas a ratos cinematográficas, a ratos carnavalescas e intencionalmente excesivas hasta lo kitch. Temas como "Discoteque Gentemuerta" y "Stomp, finger, march" van en la línea machacante de Rammstein o Atrocity; otros, como "Lucky prick", asoman como rondas infantiles siniestramente juguetonas, de ésas que despiertan a los payasos de porcelana que atormentaron nuestra niñez.

"No hay límites, aunque siempre será rock, canto, baile y performance… eclecticismo es la idea", explica Vallejo, quien ha dedicado los tres últimos años a componer un material que tendrá su fuerte en las presentaciones en vivo: coreografías, coristas y máquinas a cargo de las secuencias. "Por ahora estamos enfocados a que esto sea, antes que nada, un potente show, una buena patada en la cabeza".

Escúchalos en: www.myspace.com/lynxkaracal

*Autor de Quemar un pueblo

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