El baterista José Joaquín Vallejo es uno de los músicos más inquietos del circuito independiente nacional. En los últimos años ha sido parte de bandas tan disímiles como Criminal, Kanatrán o Troy. Además, fue motor de aquel espléndido engendro progresivo llamado Bella e Putana, con el cual grabó Kamikazzo (2006), un disco inclasificable; una suerte de Frankenstein hecho de exquisita técnica para forjar canciones experimentales entre lo divino y lo prohibido, entre lo bello y lo putano.
Ahora Vallejo está de vuelta con Karacal & The Rita Lynn Ensemble, una aventura emprendida junto a la bajista Maureen Corvalán y que definen como "de rock y performance". Aunque la banda aún está reclutando integrantes, especialmente voces femeninas, lo que hay en los seis temas disponibles en su sitio es una mezcla de atmósferas y muchos, muchos cambios de ritmo. La música de Karacal está dotada de texturas a ratos cinematográficas, a ratos carnavalescas e intencionalmente excesivas hasta lo kitch. Temas como "Discoteque Gentemuerta" y "Stomp, finger, march" van en la línea machacante de Rammstein o Atrocity; otros, como "Lucky prick", asoman como rondas infantiles siniestramente juguetonas, de ésas que despiertan a los payasos de porcelana que atormentaron nuestra niñez.
"No hay límites, aunque siempre será rock, canto, baile y performance… eclecticismo es la idea", explica Vallejo, quien ha dedicado los tres últimos años a componer un material que tendrá su fuerte en las presentaciones en vivo: coreografías, coristas y máquinas a cargo de las secuencias. "Por ahora estamos enfocados a que esto sea, antes que nada, un potente show, una buena patada en la cabeza".
Escúchalos en: www.myspace.com/lynxkaracal
*Autor de Quemar un pueblo