Por Antonio Díaz Oliva Enero 16, 2010

Hace unos años, Juan Pablo Meneses se instaló a vivir en un hotel en Buenos Aires. En Hotel España (editorial Norma) relata detalles de esta experiencia.

-¿Es este un libro sobre viajes o uno acerca de un cronista latinoamericano encerrado en una habitación?

-Es, a fin de cuentas, un recorrido por los hoteles España de América Latina. Pero también es un plan para no vivir más en un hotel. En ese sentido, me gustaría no volver más al Hotel España de Buenos Aires. Vivir en un hotel es como ser inmigrante o drogadicto, puedes creer que lo superaste, pero siempre habrá alguien o algo que te recuerde tu condición.

-Completa la frase: lo mejor de vivir en un hotel es...

-Olvidarte de la vida real. No pagas cuentas, no haces la cama, no pones diplomas ni fotos en la pared, no coleccionas recuerdos físicos, no limpias el baño. Una vida de ficción, ideal para dedicarte a escribir historias reales.

-Y lo peor de vivir en uno es...

-Que tu vida se detiene. Todos los días tienes las toallas nuevas y el jabón nunca se gasta. Una de las formas de ver pasar la vida es ver cómo se gastan los jabones, pero eso en la vida de hotel no sucede. Por eso después cuesta tanto salir. No te das cuenta, y ya llevas tres años viviendo en un hotel.

-Luego de tantos años viviendo en Argentina, ¿te sientes más o menos chileno?

-Me siento igual que cuando me fui de Chile, hace casi 10 años. Nunca escondí mi nacionalidad y, por el contrario, en las Crónicas Argentinas que escribo para el diario Clarín siempre queda claro de dónde vengo. Eso es lo que más ha cambiado: cuando vivía en Santiago era chileno, ahora que vivo afuera soy "el chileno". Siempre te lo recuerdan.

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