Por Yenny Cáceres Noviembre 14, 2009

Roland Emmerich, el rey de las películas de desastre, vuelve a la carga con 2012. Como película hermana de El día después de mañana, parte con la misma premisa: unos científicos descubren que la corteza terrestre se ha calentado a niveles insospechados, hecho que confirma lo que los mayas ya habían anunciado: el fin del mundo.

Los efectos especiales son espectaculares, y es cierto que Emmerich se engolosina, pero es inevitable asombrarse ante una escena en que "La Creación" de Miguel Ángel se triza ante nuestros ojos, o cuando se muestran terremotos de grado 9 hacia arriba. Esto es como ver hundirse al Titanic unas 20 veces.

Más que el personaje de John Cusack -un escritor separado que corre durante toda la película para salvar a sus hijos-, el verdadero héroe es un científico negro (Chiwetel Ejiofor) que alerta del inminente desastre al presidente afroamericano de EE.UU., que interpreta Danny Glover. Sin ese tono más intimista y preocupado por los personajes, que hacía de El día después de mañana un producto de entretención redondo, lo más interesante de 2012 es su idea de una nueva América fundada por una pareja de negros. Más allá del oportunismo de Emmerich, es inevitable preguntarse si esta película se hubiera podido filmar hace una década.

Relacionados